«En estos tiempos de miserias omnipresentes, de violencias ciegas, de cat\u00e1strofes naturales o ecol\u00f3gicas, hablar de la belleza puede parecer incongruente, inconveniente, incluso provocador. Casi un esc\u00e1ndalo. Pero por esta misma raz\u00f3n, vemos que, en lo opuesto al mal, la belleza se sit\u00faa efectivamente en la otra punta de una realidad a la cual debemos enfentarnos. Estoy convencido de que tenemos el deber urgente, y permanente, de examinar los dos misterios que constituyen los extremos del universo vivo: por un lado, el mal. Por otro, la belleza.»